Ana Vivas: «Gracias a la asesoría legal del Colegio de Enfermería he conseguido que me den lo que me corresponde sin mayores problemas»

Ourense, 6 de abril de 2021 | Ana Vivas es una de las más de 300 enfermeras que trabajan en las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social en Galicia. Se introdujo en el campo de la Enfermería de Empresa cuando aún poco se sabía de él, casi creando la profesión.

Se formó en la Escuela de Enfermería de Ourense y desde el año 2001 – forma parte de la primera promoción del siglo que se graduó en este campus – lleva ejerciendo su profesión. Recuerda que el primer fin de semana después de terminar sus estudios ya tuvo que trabajar en el SERGAS: justo coincidía con el fin de semana de OPE y había que cubrir a los compañeros que se presentaban. «Hicimos guardias de 30 horas seguidas... Trabajamos todos los de mi promoción como locos», comenta.

Después llegaron los contratos poco estables, los cambios de servicio y demás vaivenes de los inicios en la sanidad pública que le hicieron decantarse por especializarse en otros campos que le pudiesen abrir otras puertas.

Pregunta: ¿Cómo fue tu entrada en el mundo de la Enfermería de empresa?
Respuesta: Cuando terminé de estudiar, estuve trabajando en el SERGAS mediante las listas de contratación. Como eso no es un contrato fijo y andaba de aquí para allá, había buscado otras opciones. Vi que se ofertaba un curso en Vigo, que al principio no sabía ni de qué iba porque cuando yo estudié, esa disciplina no se contemplaba dentro del temario. Y finalmente, lo hice. Y cuadró justo que ese año hubo un problema de incompatibilidades entre las mutuas y la Seguridad Social y empezó a haber plazas en las mutuas y allí acabé. Al principio lo compatibilizaba con el SERGAS, hasta que me desvinculé totalmente.

P: ¿Y en qué consistía tu trabajo en esos primeros momentos?
R: Empecé haciendo atención asistencial y prevención. Asistencia al accidente laboral, seguimiento de la enfermedad común y reconocimientos de empresa. Cuando el servicio de prevención se privatizó, ya nos quedamos sólo con la asistencia al accidente laboral/ enfermedad profesional y el control de la enfermedad común.

P: ¿Cómo es el trabajo de una enfermera en una mutua? ¿Qué ventajas ofrece en relación al ámbito público?
R: Ahora que llevo más años, a lo mejor valoro más cosas como que tengo un horario muy estable, trabajo de lunes a viernes, sin guardias, sin festivos y es un trabajo que es muy independiente. Realmente es como un centro de salud en el que yo tengo mi despacho, evidentemente trabajas conjuntamente con el resto de profesionales, pero tengo mucha independencia, por lo menos en mi caso.

Hemos creado un equipo genial que, poco a poco, casi que hemos ido estableciendo nuestra profesión. Entonces reconozco que mucho de lo que nos quejamos desde el colectivo de la Enfermería, esa falta de independencia, esa falta de hueco como profesionales, yo no lo he vivido tanto porque en la mutua donde trabajo colaboramos el equipo entero en la gestión. De hecho, hemos cogido muchas tareas administrativas que antes hacían solo los médicos y que en ese sentido, Enfermería ha ido integrando en sus funciones.
Nuestro trabajo de Enfermería es tomado en cuenta en las decisiones a tomar, al igual que del resto de profesionales.

P: A pesar de tu corta experiencia en la sanidad pública, ¿notas alguna gran diferencia a la hora de ejercer la profesión?
R: Sobre todo al principio, lo que más noté es la falta de técnicas. Trabajando en las mutuas te quedas mucho más estancada porque, en realidad, ves cosas menos especializadas. Me refiero en cuanto a técnicas de enfermería. Por ejemplo a la hora de hacer una publicación o participar en un congreso, el ámbito de estudio es inferior de lo que puedes experimentar en hospitalaria.

¡Y también echo en falta mucho el contacto con mis compañeros! Yo aquí estoy genial porque tengo grandes compañeras y compañeros, pero no tienes el ambiente sanitario alrededor que hay en un hospital, por ejemplo. Pierdes más el hilo de la sanidad pública: aunque yo estoy en un sitio ‘medio público’, no tenemos las mismas condiciones laborales que te puedes encontrar en un centro hospitalario, en cuanto a diferentes puestos. En un centro asistencial de una mutua no existe la figura de auxiliar ni celador, no hay supervisora... Enfermería hace todas esas funciones. Por lo que para poder progresar, no hay demasiados campos de mejora.
Y ahora con todo el tema de la pandemia, a veces incluso piensas: “yo soy lo que soy y no estoy ayudando tanto como a lo mejor podría hacer”. Te quedas con sentimientos encontrados.

P: ¿Y cómo habéis gestionado todo el tema de la COVID allí?
R: Yo reconozco que me siento una enfermera privilegiada porque realmente no estuve en primera línea nunca, al menos no como están en el hospital.
Porque en la mutua puede llegar algún positivo, pero es muy casual. Ya es raro que llegue a mí porque tiene que pasar por la entrada, por admisión, donde ya pasa un primer triaje. Entonces, si tiene algún tipo de síntoma, excepto si es algo muy urgente, un corte o algo que haya que atender en el momento, ya lo derivan a un centro médico hospitalario. Entonces ya ni pasaría por mí, está muy filtrado.

Sí que hemos tenido algún caso para atender, pero tienes tiempo de ponerte tu EPI, de prepararte bien. Y luego, no estás en una planta: tú a un paciente lo puedes ver en un momento puntual, haciendo una actuación, pero no estás cuidándolo durante un tiempo prolongado de ingreso, entonces el riesgo es muy bajo. Sí que ha habido algún contagio de compañeros pero fue muy al principio y muy casual, me refiero, no es un lugar donde tengas ese riesgo normalmente.

P: Volviendo al tema de progresar en tu carrera profesional: llegó un momento en el que tú decidiste que querías seguir formándote, ¿no?
R: Sí. Verás, en las mutuas, las enfermeras hacemos el curso de Operadores de Rayos X, porque forma parte de nuestras funciones. Cuando yo entré lo primero que hacía la empresa era mandarte a una formación pagada por ellos a Madrid, para hacer el curso, que realmente es para poder manipular: pasar a un paciente, disparar... pero no eres Técnico de Rayos propiamente.

Había como un vacío legal, pero sí que es cierto que con esa titulación estábamos como cubiertos. Pero desde hace años, en todas las mutuas los contratos son de DUE-TER, es decir, que prefieren que la enfermera tenga el título de técnico, porque así ya las contratan con la titulación correcta. Y de hecho, cobran un poquito más porque tienen esa especialidad.

Con el ánimo de mejorar, de tratar de seguir formándome y crecer en mi profesión, empecé a valorar formarme para ser considerada técnico.

P: ¿Qué formación necesitas para eso?
R: Necesitas un ciclo superior de Formación Profesional, que se llama Técnico Superior en Imagen para el Diagnóstico (TSID). Aquí era de forma presencial y me era imposible hacerlo por el trabajo. Entonces busqué la opción de hacerlo de forma semipresencial. Encontré una universidad en Madrid que estaba homologada, que hacía ese tipo de cursos para sanitarios y me animé. Fueron dos años de ciclo superior, del 2017 al 2019, y luego hice tres meses de prácticas en el Centro Médico El Carmen.

P: Y al terminar, ¿obtuviste el reconocimiento de tu nueva categoría sin problema?
R: A la hora de solicitar a Recursos Humanos de la empresa mi reconocimiento, me dijeron que no en un principio, que mi puesto era el de enfermera y que en ese momento no se podía reconocer.

P: ¿Qué hiciste entonces?
R: Yo terminé en 2019 y hasta finales de 2020 estuve esperando a ver si cambiaba la situación. Viendo que no, lo comenté con la presidenta del Colegio de Enfermería y fue ella la que me recordó que teníamos ese servicio y me mandó a asesoría jurídica. Y nada, desde el primer día ellos (Óscar e Iván) fueron los que casi me animaron a hacerlo porque era un caso claro en el que la empresa no tenía nada que objetar.

La verdad es que fue fenomenal: ellos me hicieron la propuesta de lo que tenía que solicitar, que consideraban que estaba en mi derecho de reclamarlo. Les di el visto bueno y ya iniciaron el proceso del Pacto de Conciliación en el juzgado. Negociaron un par de cosas con la empresa y después de unos cuatro meses, me lo reconocieron.

P: Fue entonces un proceso sencillo, ¿no?
R: Sí. Los abogados del Colegio directamente se pusieron en contacto con la mutua. Incluso mi empresa dijo que esa era la mejor manera de hacerlo: el gabinete de abogados de mi empresa, desde el principio, no puso ningún problema. Reconocieron que estaba en mi derecho de solicitarlo y que ese era el procedimiento correcto para hacerlo.

Así que fueron un poco siguiendo todos los procesos legales para que a mí me constase el reconocimiento de forma oficial y legal, en vez de hacer un escrito más de andar por casa que a la larga no me iba a servir si cambiaban la normativa o pasaba cualquier cosa. Dijeron que era mejor así: ir por la vía del Pacto de Conciliación y que me quede una sentencia fija de lo que me pertenece.

P: ¿Estás contenta con el resultado?
R: ¡Mucho! Este pasado mes de febrero fue la primera nómina en la que consta el plus de especialidad y ya aparece mi puesto como DUE/TER. Que te paguen la especialidad está bien, pero es casi más satisfactorio como reconocimiento personal, por todo el esfuerzo que me supuso realizar la formación, el coste económico que tuvo, cuando hice las prácticas trabajando de 8:00 a 22:00....

Y además, los abogados del Colegio en todo momento me facilitaron todo: no tuve que ir al bufete más de dos veces, me facilitaban todo por correo electrónico y vía telefónica, no me supuso ningún esfuerzo. Y yo no me hubiera metido en eso si no hubiera tenido el apoyo del Colegio.

P: ¿Entonces no habrías pasado por el proceso si no fuese con la intervención del Colegio?
R: No, no lo había hecho. Fíjate que yo terminé en 2019 y hasta finales de 2020 no tomé la decisión de intentarlo a través del Colegio. Yo sola no me hubiera metido en abogados porque no sabía qué tenía que reclamar ni si estaba en mi derecho o no... Porque bueno, estás en una empresa semiprivada y tampoco sabes muy bien cómo tienes que hacer. Siempre tienes el temor de meter la pata.

Así que, gracias a esa asesoría legal, he conseguido que me den lo que me corresponde sin mayores problemas. ¡No siempre todo está mal! A veces se consiguen las cosas de buenas maneras.


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