"Muchos pacientes no son conscientes de que pueden morir como consecuencia de la obesidad"

 

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IRENE GONZÁLEZ PÁEZ Y MARÍA JOSÉ CRESPO EN LA CONSULTA DE ENFERMERÍA DE ENDOCRINOLOGÍA DEL CHUO | FUENTE: COLEGIO OFICIAL ENFERMERÍA DE OURENSE

Ourense, viernes 4 de marzo de 2022.- Desde 1975, alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas de obesidad se han triplicado, afectando a personas de todas las edades y de todos los grupos sociales, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. “La obesidad es la gran pandemia del siglo XXI”, alerta Irene González Páez, enfermera de la consulta de Endocrinología del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). La situación de la provincia de Ourense no es una excepción: “Una parte importante de nuestros pacientes son diabéticos, pero en los últimos años hemos visto un incremento alarmante del número de personas con obesidad”, explica María José Crespo, compañera de González Páez en la consulta.

El 4 de marzo se celebra el Día Mundial de la Obesidad, una conmemoración importante para visibilizar esta enfermedad crónica y para “luchar contra la gordofobia”, explica Irene González Páez. “Las personas obesas tienen el estigma de que están gordos porque son unos descuidados, pero esto no sucede en todos los casos, lo que provoca que su autoestima se vea afectada”. María José Crespo nos cuenta la naturaleza de su trabajo con estas personas: “En las consultas con los pacientes con obesidad incidimos en que deben bajar de peso por una cuestión de mejora de su salud, no por una razón estética”.

Ambas profesionales de enfermería trabajan desde hace más de una década con este tipo de pacientes y han observado cómo las tasas de obesidad se han disparado tras la pandemia: “Además de la imposibilidad de salir de casa -valora Irene-, la pobreza afloró en muchas familias, que se vieron obligadas a subsistir con un único sueldo. La pobreza es un factor de riesgo para padecer obesidad y en Ourense cada vez vemos más casos”.

El incremento de los casos ha provocado un aumento de los pacientes con obesidad, llegando a dificultar la atención a los pacientes de forma individual. Por esta razón acaban de poner en marcha una nueva iniciativa: educación grupal para pacientes obesos.

Este curso, ideado antes de la irrupción del covid-19 en 2020, no solo surge para abordar el incremento de pacientes, sino que se trata de un medio para que estas personas interactúen entre ellas y afronten de forma más satisfactoria y menos negativa su enfermedad. “Es una idea que surge antes de la pandemia, pero la ocasión de desarrollarla ha llegado ahora. Aunque llevamos solo un par de meses, y es difícil hacer una valoración, vemos que es una forma de que interactúen entre ellos. Se ayudan y nos ayudan a nosotras, porque nos aportan su visión, su experiencia, y eso nos enriquece como profesionales”, explica María José Crespo. “Entre ellos se dan un apoyo psicológico muy importante, por eso también funcionan bien los grupos, porque se entienden: es fundamental que sepan que no son los únicos que están pasando por eso. Muchas personas piensan que están haciendo las cosas mal, cuando la obesidad no solo aparece como consecuencia de unos malos hábitos de vida, sino que también entran en juego factores genéticos, y es importante que no se sientan culpables”, ratifica su compañera Irene.

El éxito ha sido casi inmediato: Ya hay lista de espera, en este momento no tenemos plazas hasta septiembre. Estamos trabajando con un centenar de pacientes, divididos en 10 grupos, especialmente teniendo en cuenta sus franjas de edad; la gente joven es más tímida que los mayores, que interactúan mucho y comparten las dudas que tienen”, explica María José Crespo.

En estos cursos se abordan temas básicos como qué es la obesidad y los principios fundamentales de la enfermedad. Las enfermeras de Endocrinología inciden en la importancia de que se sientan partícipes de los cuidados de su enfermedad, por eso en otra de las clases les enseñarán a leer las etiquetas de los productos o harán un taller de cocina: “Vendrá el compañero de cocina para darles tips que son muy útiles y básicos, fáciles de implementar en la rutina”, adelanta Crespo. “Intentamos darle soluciones a través de pequeños detalles, pero el esfuerzo está en sus manos. Antes hablábamos del tema de la pobreza y es cierto que la comida sana es más cara, pero no solo eso: hay personas que como no tienen tiempo, se ponen a freír. Les propuse utilizar el Lekue - un estuche que sirve para cocinar en el microondas de forma sana y rápida- y muchos están encantados, sobre todo las mujeres”, explica Páez. La clave está en ir cambiando poco a poco las rutinas negativas.

Como enfermeras, tienen la responsabilidad de hacer una evaluación y seguimiento a los pacientes con obesidad. “Tenemos que adaptarnos a los recursos y a la situación de cada persona: a un paciente que llega a nuestra consulta ingiriendo 7.000 calorías diarias no le podemos dar una dieta de 1.500 porque la abandonará en dos días. El proceso, para ser exitoso, debe ser progresivo”, insiste Páez. “Aunque solamente pierdan entre un 5 y 10% de su peso, su salud va a mejorar”, recuerda Crespo.

La obesidad es una enfermedad crónica que en muchos casos imposibilita el hacer una vida normal. “Hay actividades -explica María José Crespo- que físicamente no pueden hacer, tuvimos aquí un paciente que bajó de peso y nos dijo: ‘Ya puedo ponerme los calcetines yo solo’. Para ellos estos pequeños logros significan mucho”.

En el transcurso de las sesiones grupales también se aborda el tema de la morbilidad: “Muchos pacientes no son conscientes de que se pueden morir como consecuencia de la obesidad”, lamenta Crespo. El informe del Banco Mundial Obesidad: consecuencias sanitarias y económicas de un desafío global inminente, de 2020, recogía que en torno a 4 millones de personas mueren al año en el mundo debido a enfermedades derivadas de la obesidad.

Y es que no se trata de una enfermedad que se manifieste de forma solitaria, sino que tiene asociada una larga lista de patologías que multiplican el riesgo de muerte prematura: “Nos dicen que les duelen las piernas, las articulaciones, y les digo: ‘Es normal, llevas a tu gemelo encima; tu peso máximo debería rondar los 80 kilos y estás en 160, tu corazón tiene que bombear el doble, tus rodillas cargar el doble de peso, etc’. Les explico -nos cuenta Irene González Páez- qué provoca toda la grasa abdominal que tienen: diabetes tipo 2, apneas del sueño, incremento del riesgo de sufrir fracturas óseas, accidentes cerebrovasculares, colesterol, hígado graso, envejecimiento prematuro, etc”.

También, recalcan, es fundamental que el paciente esté en un momento anímico relativamente fuerte para afrontar los sacrificios que implica la enfermedad. “Es clave elevar la autoestima de las personas: a veces necesitan un empujón psicológico y otras un empujoncito médico”, explica Irene González Páez. “Hay casos en los que solamente con la dieta no es suficiente -explica María José Crespo- y tenemos que abordar la enfermedad con medicación o cirugía bariátrica”.

Muchas personas con obesidad acuden a los especialistas de psicología y psiquiatría para recibir apoyo, un soporte que también es fundamental recibir por parte del entorno más cercano: “Quienes están alrededor -insiste la enfermera Crespo- deben ayudarles. No puedes comer delante de esa persona algo que no debe, porque la primera y la segunda vez dirá que no, pero a la tercera caerá. Para ellos es muy difícil y si los de tu alrededor no te apoyan, imposible”.

Desgraciadamente, la perspectiva de futuro no es nada halagüeña. Una investigación publicada en 2019 por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona concluye que para 2030 ocho de cada diez hombres y más de la mitad de las mujeres sufrirán sobrepeso (Índice de Masa Corporal (IMC) ≥ 25) u obesidad (IMC  30).

“La gran mayoría va a seguir engordando -considera Irene González Páez-, porque el estilo de vida nos lleva a eso: comida más procesada, caminamos menos, los niños ya no corren, antes salíamos del colegio y nos pasábamos la tarde en la calle. Si que es cierto que habrá una pequeña parte de la población, la de rentas más altas, que se salvará, por decirlo de alguna forma, porque tiene otra mentalidad, pero cuanto más baja es la clase social, más preocupantes son las cifras”.


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