"Entrar en hemodiálisis de un día para otro tiene un impacto muy grande en la vida de una persona a todos los niveles"

 

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MARÍA JOSÉ REMIGIO, ENFERMERA DE LA UNIDAD DE HEMODIÁLISIS DEL CHUO | FUENTE: COLEGIO OFICIAL ENFERMERÍA OURENSE

Ourense, jueves 10 de marzo de 2022.- La Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones del Riñón (IFKF) están detrás de la iniciativa #WorldKidneyDay (Día Mundial del Riñón) cuyo lema para el 10 de marzo de 2022 es Salud renal para todos, con el que se llama a la sociedad a trabajar para cerrar las brechas de conocimiento para una mejor atención renal.

El comité conjunto detrás de #WordlKidneyDay advierte que 1 de cada 10 personas en el mundo padecen algún tipo de enfermedad renal, cuya mortalidad aumenta cada año; se estima que será la quinta causa de muerte en el año 2040. Los pacientes que padecen insuficiencia renal a menudo presentan otro tipo de patologías asociadas como hipertensión arterial o diabetes. 

María José Remigio es enfermera de la unidad de hemodiálisis del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) desde 1984, donde tratan a personas con una capacidad renal para filtrar toxinas inferior al 15%: en la provincia de Ourense hay 184 personas usuarias de hemodiálisis (entre el CHUO, el Hospital Comarcal de Verín, el Hospital Comarcal de O Barco de Valdeorras y la fundación FRIAT), de los que 72 están en la unidad de crónicos y hay además 18 plazas para agudos. Por otra parte, está la unidad de diálisis peritoneal y hemodiálisis domiciliaria, que lleva a otros 52 pacientes.

¿Qué formación específica necesita una enfermera de la unidad de hemodiálisis?

Yo realicé una serie de cursos de la Sociedad Española de Nefrología en los que te dan ciertas claves sobre las peculiaridades del paciente renal, las restricciones hídricas que debe tener y las dietas que ha de seguir, la medicación adecuada y la técnica de manejo del monitor.

¿Cuántos tipos de diálisis existen?

Hay tres tipos de diálisis: hemodiálisis hospitalaria, diálisis peritoneal y la hemodiálisis domiciliaria. En este último caso, aunque el monitor tiene un manejo más sencillo, hay que indicarle al paciente cómo usarlo. 

Estas personas tienen en su casa una máquina llamada cicladora a la que se conectan durante la noche - ocho horas- y la diálisis se hace mientras duermen. Este tratamiento va dirigido especialmente a gente que está trabajando o que quiere tener disponibilidad horaria durante el día.

¿La diálisis peritoneal también necesita un mantenimiento diario?

En la diálisis peritoneal se utiliza el peritoneo como membrana para filtrar las toxinas, a través del que se realiza un intercambio de líquidos, pero el paciente tiene que hacer unas conexiones y desconexiones, sacar el desecho y el líquido excedente. 

Estas personas, junto con los pacientes de hemodiálisis domiciliaria, van 1 vez al mes a la unidad que se encarga de estos pacientes -que es independiente de hemodiálisis hospitalaria- para sus revisiones y controles de medicación.

¿Puede optar cualquier paciente a este tipo de diálisis o por la independencia que presenta es más frecuente entre la gente joven?

Hay pacientes de todas las edades. En la consulta prediálisis, cuando al paciente se le diagnostica la insuficiencia renal crónica y se le explica que necesita empezar con diálisis, se le propones las diferentes opciones. A no ser que exista alguna contraindicación, el paciente elige libremente cuál quiere. 

Todo depende de la situación de cada persona. Para un paciente de 80 años, con un cuidador de su misma edad, es más difícil optar por un sistema de diálisis más independiente.

Hay personas susceptibles de ser usuarias de hemodiálisis domiciliaria, pero que la rechazan porque prefieren venir al hospital. Es comprensible: aquí vienes 4 horas y al salir desconectas mentalmente, en tu domicilio debes tener el monitor, el material, estar pendiente, es decir, la diálisis está más presente en su vida.

¿Cómo es la vida de una persona que opta por la hemodiálisis o que no le queda otra opción?

Tanto la dieta como las restricciones son menores porque el paciente tiene una diálisis continuada. En hemodiálisis, sin embargo, deben venir al hospital cada dos días entre 3 horas y media y 4 horas: unos pacientes vienen lunes, miércoles y viernes, y otros martes, jueves y sábado. Hay otro perfil de paciente, sin embargo, que no tolera tantas horas de diálisis -sufre hipotensiones, calambres, el potasio se le descontrola- entonces se decide que venga todos los días alrededor de 2 horas, porque de esta forma la hemodiálisis es menos invasiva.

¿Cuál es el perfil de paciente más común que atendéis? 

Principalmente tenemos pacientes que padecen nefropatía diabética como consecuencia de haber tenido la diabetes descontrolada durante un tiempo considerable y llegan a hemodiálisis con los riñones muy afectados. También personas con hipertensión arterial y que no han seguido un tratamiento adecuado ni llevado una vida saludable, lo que provoca que sus riñones dejen de funcionar. Otros pacientes sufren glomerulonefritis (inflamación de los pequeños filtros de los riñones).

Con respecto a la edad, la franja es muy amplia. Hay muchos pacientes mayores, porque la vejez provoca insuficiencia renal, pero también personas de 50, 30 e incluso menos.

¿Qué es lo primero que hace como enfermera cuando un paciente llega por primera vez a hemodiálisis?

Explicarles en qué consiste el proceso. Con las personas que estuvieron previamente en la consulta de prediálisis, es decir, sabían con cierta anterioridad, de años en algunos casos, que necesitarían diálisis llegado el momento. Es el caso, por ejemplo, de las hipertensas: hasta que el riñón no pierde la función renal -filtrar por debajo del 15%- no se derivan a diálisis. 

Con los pacientes agudos, los que sufren una insuficiencia renal repentina, es más complicado porque acostumbran a estar bloqueados en el momento.

¿Cuáles son los pacientes de agudos?

Por ejemplo, diabéticos con la enfermedad descontrolada que llegan a Urgencias con los riñones afectados y empiezan la diálisis. 

Hay pacientes agudos que presentan un fallo renal derivado de una intervención quirúrgica o la toma de determinada medicación y que se recuperan una vez se soluciona el problema que ocasionó ese fracaso renal agudo.

¿Cómo reacciona una persona que sufre una insuficiencia renal de forma súbita?

Entrar en hemodiálisis de un día para otro tiene un impacto muy grande en la vida de una persona a todos los niveles: emocional, familiar y laboral. De repente debe llevar una dieta estricta, restringir la ingesta de líquidos y tomar una medicación que a lo mejor genera molestias.

Es importante que se familiaricen con la hemodiálisis y con la enfermedad, pues cuánto más la conozcan, mejor la controlarán y su vida ganará en calidad. Por esta razón, mientras están conectados a la máquina de hemodiálisis, al ser un proceso de varias horas, aprovechamos para darles información y educación de manera continuada: es muy importante que conozcan la dieta a seguir, con un especial cuidado con los alimentos con potasio y la restricción hídrica, porque la acumulación de líquidos puede provocarles un edema pulmonar e incluso una insuficiencia cardíaca.

¿Cómo de importante es el apoyo psicológico para este paciente?

Es fundamental. Se les ofrece a todos, muchas personas cuando llegan están desmoralizadas. La mayoría tienen que dejar de trabajar porque estar en el hospital 3 días por semana no es fácil de compatibilizar con la vida que llevaban antes. En este sentido, la Federación ALCER (Federación Nacional de Asociaciones de Lucha contra las Enfermedades Renales) también pone a su disposición una psicóloga y una trabajadora social.

En caso de que necesiten algún tipo de medicación, porque padecen ansiedad o tienen problemas de insomnio, desde hemodiálisis nos encargamos también de tramitarles la consulta con salud mental.

¿Cuál es la esperanza de vida para una persona dializada?

Aumentó considerablemente. Cuando se implantó la hemodiálisis se valoraba si una persona de 70 u 80 años podía entrar en diálisis, ahora acceden sin problema. 

Siendo estrictas con la dieta y con la ingesta de líquidos, estas personas pueden vivir muchos años. Cuando los pacientes llegan por primera vez, están bajos de ánimo y físicamente debilitados. Pero conforme pasan los días y la diálisis va haciendo su efecto, recuperan la fuerza, pueden caminar sin cansarse tanto, empiezan a ser más receptivos y su actitud es más positiva.

La solución a la diálisis es el trasplante de riñón, pero hay personas que llevan con nosotras 20 años -que ya son como de la familia, porque estás con ellas toda la semana- porque tienen otras patologías asociadas que impiden el trasplante.

¿Cuál ha sido la evolución en los cuidados enfermeros al paciente desde que comenzó su andadura profesional?

El cambio ha sido importante, empezando por los monitores. Hoy en día programas la máquina y elimina exactamente la cantidad de líquido que le fijas, antes no era así, podía sacar de más, y provocaba al paciente hipotensiones o calambres.

Los pacientes de hemodiálisis tienden a padecer anemias, recuerdo que había que ponerle transfusiones de sangre continuamente, con el riesgo que esto conlleva: se producían contagios de hepatitis B o C. Con la introducción de la eritropoyetina -la hormona que producen los riñones-, que se le administra a los pacientes en función de sus necesidades, solo necesitan transfusiones casos aislados.

Después de más de 30 años cerca de estos pacientes, ¿en qué línea cree que irán los avances en los tratamientos de diálisis?

Creo que se va a potenciar la hemodiálisis domiciliaria y la diálisis peritoneal, que además de dar más autonomía al paciente es más sostenible para el sistema.


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