"Interna tiene un peso importantísimo en Valdeorras, hay semanas que estamos al límite"

 

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Ourense, martes 7 de junio de 2022.- Uno de los principales asuntos de índole sanitaria que acapara los medios de comunicación en las últimas semanas es la alarmante situación de medicina interna en Galicia. A pesar de contar con una de las medias de especialistas por paciente más altas de España, las cifras son insuficientes, pues la realidad de nuestra comunidad autónoma, con una población envejecida, pluripatológica y con ingresos frecuentes y prolongados, refleja que hacen falta más profesionales.

Una de las medidas que ahora propone la consellería de Sanidade es ofrecer, a los facultativos sin plaza, contratos de larga duración (mínimo de un año) con la condición de que en hasta cuatro de esos meses presten servicio en un hospital comarcal, una medida que no es novedosa para la provincia de Ourense, pues internistas del hospital de la ciudad ya se trasladaban a Valdeorras para atender las necesidades asistenciales de este centro. Una propuesta que estos profesionales rechazan, insistiendo en que la solución pasa por aumentar la dotación de personal.

"Hace años teníamos un gran despliegue de internistas en Valdeorras: llegabamos a la docena y ahora nos hemos quedado en la mitad", explica Ana Domínguez Domínguez, enfermera en el Hospital Comarcal de Valdeorras y supervisora de Enfermería en una de las plantas de interna del centro, en la que todavía ingresan pacientes covid. "La situación es más compleja tras la irrupción del covid porque ellos no agilizan de la misma forma que antes. Los enfermos covid requieren más tiempo, cambio de EPI… y cada vez son menos profesionales por paciente".

¿Cómo afecta esta situación a las profesionales de Enfermería? "Tiene una gran influencia en nuestro trabajo, lógicamente, porque ciertas órdenes que recibimos por parte del personal médico llegan más tarde, y eso hace que los procesos se ralenticen y que, en algunos casos, se pospongan al turno de la tarde, cuando solo hay dos enfermeras en una planta con capacidad para 28 pacientes. La situación es totalmente diferente". La vida profesional de Ana Domínguez, natural de Trives, ha estado vinculada al Hospital Comarcal de O Barco desde que hace 20 años se convirtió en enfermera, 15 de ellos en la planta de Medicina Interna.

¿Cómo fue afrontar la pandemia desde este hospital comarcal?

Fue muy duro. A nuestra planta se la designó "planta covid" y lo vivimos en primera persona. Todo empezó como en el resto de hospitales: un posible paciente contagiado, un par de días después comenzó una avalancha de positivos, cambios contantes en los protocolos de actuación con estos enfermos...

Pasamos mucho miedo, especialmente al principio: a contagiarte tú misma y a llevar el virus a casa. Pero también por la incertidumbre de no saber cómo iban a responder los pacientes a los tratamientos. 

Las enfermeras fuisteis las profesionales que afrontasteis la pandemia en primera línea.

Todo el equipo sanitario hizo una labor muy importante, pero Enfermería se lleva la palma por muchas cosas. Si es vocacional, te implicas y lo pasas realmente mal. Hubo personas con un deterioro cognitivo importante que, al no ser capaz de llamarte, fallecían en soledad. Además era una situación muy escabrosa el tener que meter los cuerpos en un sudario. Había pacientes que llegaban llorando, angustiados, explicando que no respiraban bien, y nos encontramos con casos que no estaban relacionados con problemas de oxígenos, sino que eran crisis de ansiedad. La gente tenía miedo a morirse y a hacerlo sola. La cantidad de Trankimazin que repartimos fue espectacular.

Fueron unos meses que nos dejaron una huella imborrable, además de por el dramático contexto hospitalario, por la propia situación personal. Llegar a casa y pensar que no podías abrazar a tus hijos o a tu pareja porque, aunque protegida -material nunca nos faltó-, habías estado en contacto con pacientes positivos, fue muy duro. Te ves completamente sola.

¿Qué crees que le puede aportar a una profesional de Enfermería el trabajar en un hospital comarcal, o al menos tener experiencia aquí?

En mi caso, una de las cosas que más me satisface es que somos como una gran familia. Los buenos recuerdos que guardo de los meses de pandemia es gracias al compañerismo, que nos facilitó en gran medida el trabajo. En ese sentido, creo que nos autogestionamos muy bien.

Hace unos días Sanidade anunciaba medidas para fomentar la llegada de internistas, entre otros especialistas, a hospitales comarcales como este de Valdeorras. Pero el déficit de enfermeras se arrastra desde hace ya unos años.

Enfermería hace falta, pero no solo aquí, en todos lados.

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Ana Domínguez Domínguez, en la entrada del Hospital Comarcal de Valdeorras | FUENTE: Colegio Oficial de Enfermería de Ourense

¿Es complicado atraer a las profesionales a este tipo de centros?

Sí. La mayoría somos personas de la zona que queremos trabajar aquí, pero al final muchos sanitarios se acaban yendo. Compañeros nuestros se han ido recientemente a Vigo, A Coruña, incluso Mallorca, y es comprensible: son hospitales más grandes donde las listas se mueven más, aquí no hay tanto margen.

¿Cómo se puede incentivar la llegada de nuevas generaciones?

Pues quizás con una mayor puntuación en la OPE, como se planteó ahora para especialidades como la de medicina interna. Este es un hospital de paso para muchos profesionales, siempre ha habido enfermeras y médicos que estaban aquí unos años y después se trasladaban a otros puntos. Lo que tiene que haber es una renovación y para eso se debe incentivar de alguna manera a estos sanitarios para que vengan.

Aquí se puede aprender mucho de medicina interna porque acabas conociendo a los pacientes, a sus familias, y esta cercanía facilita el seguimiento y el cuidado del enfermo. Además, tenemos una población extremadamente envejecida, hay una cantidad importante de residencias sociosanitarias para las que somos el centro sanitario de referencia. Medicina interna tiene aquí un peso importantísimo, hay semanas que estamos al límite.

Además de la situación de medicina interna, en los últimos años también se han perdido especialidades como urología o dermatología, y ni siquiera existe un área de Neumología, cuando esta comarca registra la mitad de los casos de silicosis de todo el estado.

Es cierto que sería necesario tener un neumólogo en Valdeorras porque sigue habiendo muchos casos, en distintos grados, pero los hay. Estos pacientes tienen su consulta en Ourense, pero no es lo mismo, evidentemente.

En Verín está el otro hospital comarcal de la provincia, sin embargo la conexión con esta villa no es equiparable a la de O Barco de Valdeorras. ¿Cómo os afecta este aislamiento?

Los usuarios de los servicios sanitarios son los que más perciben estas carencias, pero también nos influye a los profesionales: no es lo mismo tener que desplazarte hasta Verín, a donde llegas en 50 minutos, que venir hasta aquí. Ha habido profesionales que venían desde Ourense, pero no todo el mundo está dispuesto a hacer ese viaje de forma diaria, algo totalmente comprensible.

¿Qué balance haces de estos seis meses en tu puesto de supervisora?

Muy bueno. La gestión no es una tarea sencilla, pero cada día me va atrayendo más porque con la experiencia siento que voy mejorando y que las cosas salen más rápido y mejor.

Ahora que, gracias a la vacunación, el virus parece estar controlado, ¿qué retos te fijas como supervisora de esta planta de Interna?

Seguir normalizando esta situación, con la actualización de protocolos o la reorganización del personal y de la dinámica de trabajo, que ha ido cambiando desde el principio de la pandemia. En ese momento, una única enfermera asistía a un paciente, mientras otra compañera, desde fuera, le indicaba lo que había que hacer -poner medicación, tomar constantes, sacar una analítica… Lo necesario-, y esa misma persona te esperaba fuera para ayudarte a cambiar el material de protección.

A día de hoy, esa profesional de apoyo sigue siendo necesaria, por supuesto, pero intentamos ser más autónomas dentro de lo posible, porque no siempre lo es.

¿Hay futuro para el hospital comarcal de Valdeorras?

Claro que sí, tenemos que ser optimistas. Como en todos lados, hay épocas malas, pero también buenas.

¿Qué le dirías a una enfermera que se está planteando venir a trabajar aquí?

Que venga, sin duda alguna. Si después tienen opción de irse a otro hospital y así lo deciden, se van a llevar la visión y la experiencia únicas de haber trabajado en un hospital comarcal. Aquí tenemos servicio de farmacia, cirugía, obstetricia, pediatría… Hay opciones para el desarrollo profesional y el ambiente de trabajo, como te dije, es el mejor.


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