"Con tres o cuatro pautas conseguiremos que el 90% de las heridas cicatricen"

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Chelo Fernández Marcuello, en su espacio de trabajo en el CHUO


 

Ourense, jueves 18 de agosto de 2022.- Cuando hablamos con Chelo Fernández Marcuello, la enfermera de la unidad de Heridas del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), para conocer en qué consiste su trabajo, nos pone como ejemplo el caso de una paciente que había atendido esa misma mañana. “Me contactaron desde cirugía vascular para evaluar a una persona a la que le van a realizar un TAC de manera urgente porque presenta una herida compleja en miembro inferior, y que por su patología tiene riesgo de que éste sea amputado. El médico me avisa porque necesita una aportación enfermera especialista, con una visión más amplia de todos los productos y tratamientos posibles para que el abordaje sea lo más rápido posible”.

En su currículum destacan el programa Úlceras fóra, como profesional referente, formación especializada en pie diabético, un máster en Heridas y Deterioro Cutáneo y diferentes cursos en heridas complejas. La amplia formación que atesora Marcuello y la experiencia de sus cinco años en la unidad de Heridas la convierten en una docente destacada en esta especialidad, aunque, explica, “ha sido un camino intenso”. 

Es por ello que Chelo Fernández Marcuello será la encargada de impartir el curso Manejo del paciente con heridas complejas, que se celebrará los días 17 y 18 de octubre en el salón de actos Isabel Zendal de la sede colegial, con un precio de cinco euros para colegiados y colegiadas (puedes consultar el programa del curso en este enlace). Entrevistamos a Fernández Marcuello para conocer más acerca de su trabajo en la unidad de Heridas del CHUO y sobre la formación que impartirá próximamente.

¿Cómo funciona esta unidad?

Está pensada para que sea referente de cualquier etiología de heridas independientemente de la unidad en la que aparezcan. Por lo tanto, el paciente puede ser derivado aquí por profesionales de distintas áreas que así lo consideren. Precisamente fue esta la razón por la que se creó la unidad: dar soporte a las demandas que presentan los profesionales sanitarios sobre heridas complejas, lesiones que no evolucionan bien. Este tipo de situaciones me las notifican tanto desde Atención Primaria como desde el propio hospital, y yo valoro en cada una de ellas las condiciones en las que se ha producido la herida o la patología del paciente, y les ofrezco abordajes alternativos.

Pero además de la atención asistencial nos encargamos de la gestión de todo el material necesario para el tratamiento de este tipo de lesiones. Desde el resto de centros sanitarios de la provincia nos solicitan el material que necesitan y se lo enviamos. 

Y, por último, también impartimos formación a enfermeras, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) y profesionales de medicina.

En el hospital puedes desplazarte a las diferentes áreas para ver in situ a los pacientes. ¿Cómo gestionas las dudas que te derivan desde atención primaria?

Estamos empezando a poner en marcha la e-consulta con primaria, pero se encuentra todavía en fase de construcción. Hasta entonces, nos comunicamos a través de email, donde las enfermeras de atención primaria me envían la situación del paciente, me comentan sus dudas y adjuntan algún tipo de documentación gráfica para que yo pueda consultarla.

A partir de ahí, valoro si es suficiente con dar a mi compañera ciertas indicaciones y que ella las aplique, como poner un vendaje o retirar unos apósitos que no funcionan, o si, por el contrario, la herida que presenta el paciente debe ser valorada por un especialista.

¿Cuál es el perfil más común de paciente?

Los que presentan heridas crónicas en miembros inferiores por insuficiencia venosa. También las personas con pie diabético y, por supuesto, las úlceras por presión (UPP).

¿Cómo se trata una UPP?

Lo primero que tenemos que pensar es que hay una causa que produce esa úlcera por presión: fundamentalmente es la interrupción brusca del flujo sanguíneo y de la oxigenación en una zona determinada del cuerpo que está sometida a presión en un espacio prolongado en el tiempo. 

Estas lesiones ocurren normalmente por encima de una prominencia ósea (las zonas más comunes son sacro, trocánter y talones), aunque también se han descrito situaciones de UPP sobre tejidos blancos cuando hay, por ejemplo, algún dispositivo sanitario que hace presión en el paciente. Todo empieza con un enrojecimiento de la zona, que sería un grado 1, y esto podemos y debemos evitarlo: las estadísticas nos dicen que entre el 95-98% de las UPP se pueden prevenir. 

Tenemos que hacernos entonces la siguiente pregunta: "¿Qué es lo que no estamos haciendo bien?".

¿Cómo influyó la irrupción del covid en el cuidado del paciente con heridas?

Tuvimos que adaptarnos a la situación en un tiempo récord. Como recordarás, había muchas personas que tenían miedo a acudir a sus centros de salud por temor al contagio. A determinados pacientes les dimos algunas instrucciones para que  bien ellos o sus cuidadores pudieran hacer la cura en casa. Consensuamos con ellos pautas de actuación, proporcionamos material e incluso les pedíamos un feedback mediante imágenes para hacer un seguimiento de la herida. 

Hubo pacientes que por la gravedad del contagio covid tuvieron ingresos largos, también en las UCIs. ¿Se dieron muchos casos en UPP en estos pacientes?

Hemos tenido unas cuantas lesiones de ese tipo en UCI y REA, pero conseguimos reaccionar a tiempo, aplicando ácidos hiperoxigenados, apósitos, los almohadones que te comentaba, todo ello para aliviar la presión de pacientes especialmente complejos de manejar, como son los casos más graves de covid que requería ser colocados en posición decúbito prono.

Todas las UPP que antes teníamos en sacro, talones trocantes, occipital, etc., de repente se manifestaron en el empeine, en la zona pretibial, genitales, en la zona del pecho de las mujeres… Zonas en las que no estábamos acostumbradas a tratar heridas. Protegimos entonces esos puntos de riesgo respetando siempre la postura de prono en los pacientes que así lo requerían. ¿Cómo? Utilizamos almohadones para ladear ligeramente a estas personas y aliviar así las zonas que estaban sometidas a más presión.

Es importante que las enfermeras no olvidemos que el paciente se nos ulcera con muchísima facilidad. Sin irnos a casos tan graves como los de pacientes en prono, una persona que, por ejemplo, está seis horas en urgencias y finalmente acaba ingresando, puede subir fácilmente ya a planta con un grado 1 en talón o sacro, o en ambos, por eso debemos actuar desde el minuto cero. Hay que identificar al paciente frágil, delicado o mal nutrido, y protegerlo de arriba a abajo.

A grandes rasgos, ¿en qué va a consistir la formación que impartimos en el Colegio Oficial de Enfermería de Ourense?

Lo que voy a dar en el colegio es un curso donde se aborda la etiología de las heridas que puede presentar un paciente, porque lo que he observado es que tenemos menos habilidades para tratar según qué heridas, y es algo que suele ser sencillo: hay que tener tres o cuatro pautas y con ellas seguro que conseguiremos que el 90% de las heridas cicatricen.

Cuando vamos a tratar a una persona que padece una herida debemos hacer una valoración conjunta de sus patologías previas para conocer la causa que está produciendo esa lesión. Por eso me gusta enfocar los cursos que imparto hacia tres preguntas: ¿Por qué estoy tratando esta herida?, ¿Lo estoy haciendo bien? y ¿Qué puedo mejorar?. Haciéndonos estas preguntas conseguiremos mejorar el abordaje, guiándonos por la evidencia más actual, para darle al paciente los mejores cuidados.

Quiero que en esas formaciones los profesionales aprendamos a identificar, podamos realizar ese trabajo con seguridad.

¿Qué le dirías a una compañera que está pensando en hacer el curso de “Manejo del paciente con heridas complejas”?

Sin duda, aprenderá muchos contenidos que no son difíciles de asimilar y que, aún por encima, le servirán para resolver de forma eficiente las heridas de sus pacientes, eso te lo garantizo. 

Aún teniendo algún tipo de formación al respecto es interesante particiar en este curso porque el abordaje de las distintas heridas cambia constantemente. Si antes se nos decía que, por ejemplo, para prevenir úlceras de talón en un paciente debíamos poner una talonera y vendar la zona con algodón, ahora la evidencia más actual ha demostrado que la mejor forma de tratar ese talón es aplicando ácidos grasos, colocando un calcetín sin gomas que no apriete para que las compañeras del siguiente turno pueda retirar esa talonera si problemas y volver a aplicar esos ácidos, todo combinado con las medidas antidecúbito.

Además, esta formación no solo es útil para el tratamiento del paciente de manera directa, sino que de alguna forma nuestra obligación también es enseñar a la propia persona y a sus cuidadores a hacerlo, y con lo aprendido así será. De esta forma conseguimos algo muy significativo que es empoderar al propio paciente y al cuidador principal dando, de principio a fin, toda la atención que ellos necesitan, además de enseñarles a identificar cualquier signo de alarma para que sepan cuándo ponerse en contacto con su enfermera y ella, a la vez, si lo considera necesario, con el especialista.


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