LA ENFERMERA QUE TE CUIDA | Enfermería del Trabajo, esa gran desconocida

Una de las especialidades más desconocidas en Enfermería, pero no por ello menos necesaria y valiosas, es la Enfermería del Trabajo.

enfermeria trabajo interiorReconocimientos que capacitan al trabajados para desempeñar su labor en un determinado empleo y la prevención de los riesgos laborales son dos de los ejes de esta especialidad. Nuria África Mártinez, que ejerce en este ámbito desde hace más de 18 años, ahonda en las particularidades de esta especialidad.

Tras terminar sus estudios en la Escuela Universitaria de Enfermería de Ourense en 1994 se incorporó al mercado laboral “como la mayoría de profesionales, con contratos en el Sergas, principalmente en Enfermería Hospitalaria y centros de salud”. Fue en el 1999, con la especialidad de Enfermería del Trabajo sin reconocer, cuando decidió formarse en este ámbito a través de los cursos de aquel momento. Y en el año 2000 llegó la oferta de trabajo definitiva que la vincularía hasta el momento a esta especialidad.

Los reconocimientos médicos de trabajadores tanto antes de incorporarse a un empleo como los periódicos durante su actividad profesional centran buena parte del quehacer diario de Nuria.

“Trabajamos con personas a priori sansa que están pasando un chequeo para lograr una capacitación para desempeñar un trabajo, esta es una de las principales diferencias de la Enfermería del Trabajo con respecto a otras especialidades”, señala. Y es que “los trabajadores no son conscientes de que estos reconocimientos son un derecho y se hacen por su propia salud” de modo que “muchas veces vienen molestos, pensando que es una pérdida de tiempo o algo que se hace para dificultar que puedan incorporarse a un puesto de trabajo”. Sin embargo, “en otras especialidades, los profesionales de Enfermería son los que prestan cuidados y soluciones cuando alguien está enfermo, por lo tanto suelen ser más agradecidos, aunque cada paciente es un mundo y hay de todo tipo en todas las áreas”.

Y es que a lo largo de su dilatada experiencia en Enfermería del Trabajo, Nuria se ha topado con casos de todo tipo. Recuerda uno en el que “un usuario se empeñaba en que veía correctamente cuando en realidad no era así, en esa circunstancia no estaba habilitado para el puesto de trabajo del que venía derivado, tan solo debía ir al oculista, corregir ese problema y volver a pasar el reconocimiento, pero al principio se lo tomó todo esto muy mal”. Con todo, el hombre accedió a pasar por el especialista pertinente y, no solo consiguió el apto en el reconocimiento médico, sino que “vino a decirme cuánto se había acordado de mi en el oculista, que ahora sí sabía lo que era ver bien”.

Además, en estos reconocimientos médicos se pueden detectar multitud de problemas de salud, desde “una hipercolesterolemia, que no impide la realización de ningún trabajo pero que sí debe controlarse” a cuestiones más severas derivadas en ocasiones del propio ejercicio de la profesión. Es el caso, por ejemplo, de personas que trabajan en canteras o pizarreras “y a las que se le puede detectar enfermedades mortales como la neumoconiosis”. Precisamente, para estas cuestiones es que se establecen determinados protocolos según el puesto de trabajo que y que los profesional de Enfermería y el médico llevan a cabo. “Existen unas pruebas mínimas por ley en estos reconocimientos y, por otro lado, son las empresas quienes deciden qué chequeos a mayores quieren que se le realicen a sus trabajadores”.

En lo que se debe incidir es “en la conciencia del trabajador, estamos hablando se su salud, si algo les impide realizar un trabajo es por su seguridad y su salud, no hay ningún otro interés y tampoco significa que no puedan hacer otro trabajo”.

De toda esta imagen hostilidad surge también la picaresca. “Es cierto que te encuentras quien dice tener miedo a las agujas para ver si así se libran de la analítica o dudosas muestras de orina”, señala Nuria.

En la cara opuesta, están aquellos usuarios que solicitan más pruebas “y sin ellas creen que lo que se les está haciendo no sirve para nada”. Nuria insiste en que “deben comprender que se trata de un reconocimiento orientado al trabajo que se realiza, por eso se revisan ciertas cosas y otras no”.

Ante esto, la diplomacia, la paciencia y el don de gentes son algunas de las habilidades que un profesional de Enfermería del Trabajo debe poner en práctica en su día a día.

PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES

La formación en la prevención de riesgos laborales es otra de las labores que desempeña Nuria dentro de la Enfermería del Trabajo. En este sentido, las anécdotas son de nuevo directamente proporcionales a la falta de concienciación y desconocimiento que hay con respecto a la importancia de cuidar la salud mientras se trabaja.

“Entre lo más habitual hay quien no se pone los elementos de seguridad porque 'les molestan', por ejemplo, dicen que los cascos para los oídos dan calor” pero también más allá. “En un curso de primeros auxilios un trabajador insistía en que, en otra formación, le habían dicho que para realizar correctamente una reanimación cardiopulmonar había que romper el esternón de la persona y en otra ocasión también me insistieron en que lo mejor para las quemaduras era orinarles encima”.

Por todo ello, la mayor satisfacción de Nuria en su trabajo llega cuando “doy consejos, por ejemplo sobre la tensión arterial, algo que, como no se ve, no se le echa cuenta, y percibes que realmente te están escuchando y le has enseñado algo que repercutirá positivamente en su salud”, al igual que cuando llega “el agradecimiento de algún usuario por tu trabajo”.


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