Seguimiento del cáncer a través del móvil: "Me tranquilizaba sentirme controlada"

La ourensana Ángeles Sampedro participó en un ensayo que usa inteligencia artificial para detectar recaídas


COBAS, M. (24 de febrero de 2023). Seguimiento del cáncer a través del móvil: "Me tranquilizaba sentirme controlada". La Voz de Galicia. Recuperado de www.lavozdegalicia.e


En mayo del 2021, el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense inició un ensayo clínico de un proyecto de monitorización de pacientes que habían superado un cáncer para detectar posibles recaídas. Para ello se utilizaba inteligencia artificial y big data a través de un teléfono móvil y un reloj inteligente en los que se configuraba un software propio diseñado por la empresa viguesa Gradiant. El CHUO era el único hospital de España en un proyecto internacional llamado Persist, que acaba de llegar al final. Se testó en 40 pacientes. La mitad habían pasado un cáncer colorrectal y la otra mitad uno de mama. Ángeles Sampedro es una de ellos. Durante 20 meses monitorizó su vida. «Tenía que controlar la presión arterial, medir los pasos que daba y grabar un vídeo de como me sentía, entre otras cosas», relata. Solo desconectaba si se iba unos días de viaje. El resto del tiempo, siempre cumplía con su compromiso. «Grababa un vídeo a diario sobre cómo me sentía y cómo estaba, y había días de reír, pero también otros de llorar, porque no todos los días estás igual», relata Sampedro. Y así fue como narraba sus miedos, alegrías, sorpresas... Del otro lado, la inteligencia artificial se encargaba de analizar todos los datos para ver si había algún cambio que hiciese prever una posible recaída. «Me sentí más controlada y eso me tranquilizaba», confiesa.

Sampedro convive con el temor a que el cáncer vuelva, pero intenta que no merme su calidad de vida. Operada de un tumor en la mama en julio del 2019, tras pasar la quimioterapia sigue un tratamiento con pastillas. El cáncer le enseñó, dice, que la vida puede cambiar de un día para otro. Por eso intenta recuperar la que tenía antes del diagnóstico. «Quiero retomar la normalidad, aunque ahora haya más preocupación y angustia», señala. Y lo cuenta desde Atenas, donde está pasando unos días de vacaciones. Porque, reconoce, cada analítica y cada revisión va acompañada de temores. «Siempre esperas que te reafirmen que todo va bien», señala. Por eso asegura haber pasado cierta angustia después de las cuatro analíticas que le hicieron durante el proyecto Persist. «Echo de menos que nos mandasen los resultados. Porque al no hacerlo es porque todo iba bien, pero la esperaba me generaba angustia», señala.

A Sampedro fue el jefe de Oncología del CHUO, Jesús García Mata, quien la invitó a participar en el ensayo clínico. Y ella no se lo pensó. Lo hizo, dice, en agradecimiento al personal sanitario, y en especial a García Mata. «Me siento en deuda con ellos porque me han salvado», señala. Dice, además, seguir sintiéndose muy acompañada, porque tiene varios teléfonos a los que llamar si se encuentra mal, «tanto física como anímicamente».

Buscando más financiación

A mediados de enero el ensayo remató. Sampedro se quedó el móvil y el reloj de recuerdo. Y la satisfacción de colaborar. «Ojalá funcione y pueda ayudar a más gente», dice.

Y funciona. Así lo estiman los promotores del estudio, que ahora buscan financiación para una segunda parte. «Se trataba de validar si la estrategia de seguimiento de los pacientes con un sistema participativo de móvil nos podía dar más información», explica el jefe de Oncología del CHUO, Jesús García Mata. Porque, añade, en las revisiones periódicas se pierde la información del día a día. «Se hacen en un determinado momento y entonces el paciente te cuenta las cosas o no, porque igual no se acuerdan», señala. Por eso, explicarlo cada día a una cámara sirve para hacer un diario que aporta información extra. «Nos permite monitorizar el estilo de vida e incluso ver si determinados síntomas o molestias nos pueden ayudar a predecir una recaída en el futuro», señala Mata. El proyecto busca también mejorar la calidad de vida de los pacientes. «Queremos ver si consiguen hacer una vida normal, de integración, en el día a día», apunta el médico especialista. Y eso no se puede hacer con visitas mensuales o más espaciadas en el tiempo.

El estudio Persist, en el que participaron diez países europeos, contó con una financiación de cinco millones de euros y tecnología gallega. Ahora precisan más. «Hemos validado que es una buen estrategia y ahora necesitamos hacer un estudio más ambicioso con muchos más pacientes y más prolongado en el tiempo», avanza García Mata. Saben que hay que hacer algunos ajustes al programa, pero funciona.

El consorcio internacional del proyecto Persist está a la espera de que salga una nueva convocatoria de ayudas en la que encaje el proyecto.

Los hospitales de Vigo y Pontevedra también buscarán tumores en las endoscopias, como ya hacen en el CHUO

En el 2018, investigadores de la Universidade de Vigo y el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense comenzaron a desarrollar un sistema de detección de pólipos colorrectales que emplea la inteligencia artificial para identificarlos y diagnosticar su grado de malignidad en el momento en el que se le está haciendo al paciente una endoscopia. Se llama Polydeep.

El proyecto ha entrado en su segunda fase, que incluye un ensayo clínico. En él participa el CHUO y se ampliará a otros dos hospitales de Galicia: el CHUP de Pontevedra y el Álvaro Cunqueiro de Vigo.

El equipo analizó 32.000 imágenes, de más de 1.100 pólipos de 400 pacientes, y unos 550 vídeos recogidos en la unidad de exploraciones digestivas del CHUO para conseguir desarrollar la herramienta. Ahora, en esta segunda fase, se busca la validación clínica que garantice el desarrollo comercial del sistema y su aplicación como herramienta para mejorar los diagnósticos que ahora se obtienen mediante colonoscopias y biopsias tradicionales.

El proyecto cuenta con la financiación de la Agencia Estatal de Investigación, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. El presupuesto concedido al proyecto asciende a 127.171 euros. La iniciativa está liderada por Miguel Reboiro Jato y Daniel González Peña, del grupo de Sistemas Informáticos de Nueva Generación (SING) de la Escuela Superior de Enxeñaría Informática de Ourense; en colaboración con el Grupo de Investigación en Oncología Digestiva (Giodo) del CHUO, que dirige Joaquín Cubiella. Desde la IAE destacan que «la mejora de la técnica de predicción supondrá beneficios para los pacientes y un ahorro notable al sistema sanitario público».


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