Los problemas de salud mental son, sin ninguna duda, la pandemia del siglo XXI. Afrontarlos y contar con profesionales especializados que sepan ayudar y tratar a los pacientes es fundamental. Y en muchas ocasiones, la prevención es también imprescindible
GREGORIS, Á. | REDACCIÓN (14 de septiembre de 2022). Cuidar la salud mental de los pacientes VIH con ayuda de las enfermeras. Diario Enfermero. Recuperado de www.diarioenfermero.es
Los problemas de salud mental son, sin ninguna duda, la pandemia del siglo XXI. Afrontarlos y contar con profesionales especializados que sepan ayudar y tratar a los pacientes es fundamental. Y en muchas ocasiones, la prevención es también imprescindible.
Es el caso del VIH en la que esta atención se hace todavía más importante tras el diagnóstico y durante todo el tratamiento. Saber cómo actuar ante la sociedad, que en su mayoría desconoce cómo funcionan el VIH en la actualidad, visibilizarlo en su entorno o incluso luchar frente a pensamientos propios que culpan al afectado de lo que ha ocurrido son algunos de los principales objetivos que tienen estas conversaciones con profesionales formados y expertos en la materia.
¿Qué problemas pueden ser?
Depresión, vista desde la fatiga, la falta de concentración o de deseo sexual, la dificultad para conciliar el sueño, sentirse culpable o inútil o desesperanzado, la pérdida de apetito y peso, o, por el contrario, el hecho de comer mucho más de lo normal. La ansiedad al tener sensación de miedo o estar irritable con dificultad para concentrarse. También la calidad del sueño puede verse afectada, siendo el trastorno más habitual el insomnio. Todo ello tiene sin duda, un impacto directo en la calidad de vida de la persona que vive con VIH.
“Un 40% de los recién diagnosticados sufren estrés postraumático a raíz de la noticia. También hay muchas personas que desarrollan ansiedad al principio, pensando en si la medicación les sentará bien u otros factores. De hecho, hasta un 20% desarrollan cuadros de ansiedad generalizada. Ante ellos se abre una nueva situación en la que no saben cómo actuar, a quién hay que contárselo, si se puede esconder a un compañero o compañera de piso. Sobre todo, el problema viene a nivel social y del estigma”, afirma Jordi Puig, enfermero coordinador de ensayos clínicos de la Fundación de la Lucha Contra la Infección del Hospital Universitario Germans Trias y Pujol (Barcelona).
Depresión o ansiedad
Nuevos datos aportados por Ignacio Pérez Valero, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba) indican que las personas con VIH tienen una prevalencia del 60%-70% de alteraciones del sueño, un 30%-40% de trastornos emocionales y alrededor de un 25-35% de trastornos cognitivos. Analizando los datos, resulta que las personas con VIH tienen el doble de probabilidades de padecer depresión o ansiedad, que más de la mitad de los jóvenes con VIH sufre algún problema de salud mental o que su riesgo de padecer una enfermedad mental grave puede llegar a multiplicarse por 10.
Tras el diagnóstico
En esta misma línea se expresa Mª del Mar García, vocal de Salud Mental del Pleno del Consejo General de Enfermería, que puntualiza que “tras el diagnóstico, la persona y la familia comienzan un proceso de asimilación y afrontamiento psicológico, que, dependiendo de sus recursos, será más o menos grave”. “Las enfermeras tenemos un gran papel en el apoyo emocional de estos pacientes, podemos ayudar a disminuir y paliar la aparición de efectos psicológicos negativos como la ansiedad, depresión, culpa, pérdida de apoyo social o aislamiento”, subraya García.
Es esencial acceder al tratamiento, seguirlo de manera correcta para alcanzar el “indetectable es igual intransmisible”. Sin embargo, muchas personas que viven con VIH, deben afrontar problemas como el estigma, o la discriminación, la depresión y otros problemas de salud mental. Para ello se hace fundamental establecer diálogos con el equipo sanitario, con el médico, con la enfermera, con aquellas personas que proporcionan apoyo psicológico, de tal forma que la persona se sienta acompañada, que se le escucha y ayuda. “Cada persona tiene un periodo de aceptación, algunos muy rápido y otros no. Para nosotros, un consejo es que compartan sus sentimientos o preocupaciones con aquellas personas que tienen más cercanas”, puntualiza Jordi Puig.
Empatía
Para Emma Fernández, enfermera de práctica avanzada VIH del Hospital Clínic (Barcelona), lo más importante es “la empatía, la proximidad, la escucha activa, confidencialidad y, sobre todo, no juzgar al paciente”. “Es fundamental que haya una coherencia entre el lenguaje verbal y el no verbal para no incomodar. Tenemos que dar mucha información, mucho acompañamiento durante todas las etapas. Es decir, no podemos dar por hecho que está todo solucionado si llevas diez años viviendo con VIH porque la vida da muchas vueltas y hay distintos momentos en los que cambian las circunstancias y pueden necesitar ayuda”, destaca Fernández.
El abordaje de la salud mental en estos pacientes es un trabajo multidisciplinar que engloba a todas las profesiones sanitarias. “Si realizamos una adecuada intervención psicosocial para mejorar la calidad de vida del paciente, esto nos ayudará a conseguir una mejor adherencia al tratamiento”, concluye Mª del Mar García. Para facilitar este trabajo existen cuestionarios que pueden ayudar a las personas que viven con VIH prepararse la consulta, anticiparse a preguntas y de alguna manera, tomar conciencia de que algunas situaciones, no son normales y requieren de atención.
Que todos los profesionales conozcan la realidad del VIH y, sobre todo, que la población se conciencie de que indetectable es igual a intransmisible es el gran reto en estos momentos.
Más información en: https://www.eresvihda.es/vivir-con-vih/como-preparar-tu-consulta/